Teruel, escuela de gobernadores durante el franquismo 1936-1975 /Gaudioso Sánchez Brun

Por: Tipo de material: TextoTextoIdioma: Castellano Tema(s): Recursos en línea: En: Actas del IX Encuentro de Investigadores del Franquismo 207-216 p.Resumen: La figura del gobernador civil aparece en España a principios del siglo XIX, ligada a la implantación política del liberalismo y a una organización administrativa inspirada en el modelo centralizador y departamental francés: España se divide en provincias y al frente de cada una se pone a un jefe político representante del gobierno; aunque, como señala García de Enterría, el gobernador no superó la fase de su configuración como agente político, ni logró profesionalizarse como en el caso francés. Según reconocen todos los historiadores que han estudiado el régimen de Franco a nivel provincial, el gran poder que tenían los gobernadores fue considerablemente reforzado y ampliado. Nombrado por el Jefe del Estado, previa propuesta del ministro de la Gobernación y deliberación del Consejo de Ministros, el gobernador civil era la primera autoridad de la provincia, representante del Gobierno y delegado del poder central. Tenía unas funciones muy amplias: como delegado permanente del Gobierno le corresponde publicar, ejecutar y hacer cumplir las leyes y sancionar los actos contrarios a las mismas, la tutela e inspección de las instituciones de carácter público y el protectorado de las instituciones benéficas; como jefe de los servicios de Orden Público y de Policía, mantener el orden, proteger a las personas y sus bienes, dirigir las funciones de policía en materia de actos públicos, reuniones, asociaciones y espectáculos; presidir la Comisión Provincial de Servicios Técnicos, integrada por los responsables provinciales o técnicos de los ministerios en la provincia; nombrar a los alcaldes en los municipios inferiores a 10.000 habitantes, hacer la propuesta al Ministerio de la Gobernación de los alcaldes en las capitales de provincia y municipios de más de 10.000 habitantes y del presidente de la Diputación; es el jefe provincial del Movimiento (en Teruel desde 1942), y controla sus organizaciones y los Sindicatos, y, a través de ellos, el mundo laboral. En esta comunicación pretendo especialmente analizar los rasgos sociopolíticos de los gobernadores, su currículo y promoción posterior, su gestión y relaciones con el Gobierno y la provincia turolense, que muchos aquí llamaban escuela de gobernadores, y cómo pudo influir ese amateurismo en su desarrollo. Para la realización de este trabajo he utilizado las siguientes fuentes: el Archivo del Gobierno Civil, especialmente las memorias anuales y las carpetas de autoridades, algunas carpetas sindicales y el Archivo de Radio Teruel, todos ellos en el Archivo Histórico Provincial; los partes mensuales enviados por el jefe provincial del Movimiento a Madrid y determinados informes hasta 1951, en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares; la prensa local y regional, los boletines oficiales del Estado y la Provincia; las entrevistas personales, para completar las biografías de los gobernadores y detalles de su actuación, e internet.
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La figura del gobernador civil aparece en España a principios del siglo XIX, ligada a la implantación política del liberalismo y a una organización administrativa inspirada en el modelo centralizador y departamental francés: España se divide en provincias y al frente de cada una se pone a un jefe político representante del gobierno; aunque, como señala García de Enterría, el gobernador no superó la fase de su configuración como agente político, ni logró profesionalizarse como en el caso francés.
Según reconocen todos los historiadores que han estudiado el régimen de Franco a nivel provincial, el gran poder que tenían los gobernadores fue considerablemente reforzado y ampliado. Nombrado por el Jefe del Estado, previa propuesta del ministro de la Gobernación y deliberación del Consejo de Ministros, el gobernador civil era la primera autoridad de la provincia, representante del Gobierno y delegado del poder central. Tenía unas funciones muy amplias: como delegado permanente del Gobierno le corresponde publicar, ejecutar y hacer cumplir las leyes y sancionar los actos contrarios a las mismas, la tutela e inspección de las instituciones de carácter público y el protectorado de las instituciones benéficas; como jefe de los servicios de Orden Público y de Policía, mantener el orden, proteger a las personas y sus bienes, dirigir las funciones de policía en materia de actos públicos, reuniones, asociaciones y espectáculos; presidir la Comisión Provincial de Servicios Técnicos, integrada por los responsables provinciales o técnicos de los ministerios en la provincia; nombrar a los alcaldes en los municipios inferiores a 10.000 habitantes, hacer la propuesta al Ministerio de la Gobernación de los alcaldes en las capitales de provincia y municipios de más de 10.000 habitantes y del presidente de la Diputación; es el jefe provincial del Movimiento (en Teruel desde 1942), y controla sus organizaciones y los Sindicatos, y, a través de ellos, el mundo laboral.
En esta comunicación pretendo especialmente analizar los rasgos sociopolíticos de los gobernadores, su currículo y promoción posterior, su gestión y relaciones con el Gobierno y la provincia turolense, que muchos aquí llamaban escuela de gobernadores, y cómo pudo influir ese amateurismo en su desarrollo.
Para la realización de este trabajo he utilizado las siguientes fuentes: el Archivo del Gobierno Civil, especialmente las memorias anuales y las carpetas de autoridades, algunas carpetas sindicales y el Archivo de Radio Teruel, todos ellos en el Archivo Histórico Provincial; los partes mensuales enviados por el jefe provincial del Movimiento a Madrid y determinados informes hasta 1951, en el Archivo General de la Administración de Alcalá de Henares; la prensa local y regional, los boletines oficiales del Estado y la Provincia; las entrevistas personales, para completar las biografías de los gobernadores y detalles de su actuación, e internet.

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